sábado, 17 de enero de 2009

NO CUENTES LO QUE VISTE EN LOS JARDINES

Nuestras clases
Dominantes han
Procurado siempre
Que los trabajadores
No tengan historia,
Ni doctrina,
Ni héroes,
Ni mártires. ´´

Rodolfo Walsh




Desde el puente Uriburu se distinguen las luces, riachuelo de por medio.
Izquierda, Carlos Pellegrini. Derecha, Autovia veintisiete de febrero.
El lugar llamado Villa Jardín, se ubica del lado de nuestro presidente del siglo XVIII, pero llamado habitualmente La Ribera El barrio en el que viven muchas familias que salen de sus casas a las seis de la mañana aproximadamente hacia sus trabajos, se fracciona en pasillos: primero, segundo, tercero, cuarto y quinto, a su vez separados por calles, las cuales desembocan en la podredumbre que alguna vez una mujer prometió limpiar.
Las calles que rodean la entrada a los pasillos –laberinto tienen un asfalto no muy reciente, de hecho sus pozos son emboscadas que solo los lugareños saben evitar. Es difícil encontrar el destino dentro del pasillo, ya que no se mencionan las calles y dentro del mismo hay bifurcaciones que logran que uno realmente se sienta en un laberinto. Sin embargo, cuando se frecuenta, el manejo de nombres, números de casas y la localización de lugares estratégicos, tales como el kiosco más cercano, o el que tiene el único teléfono público, el que fía, no tardan en llegar. El acostumbramiento es sencillo.
Sobre la calle Manuela Pedraza esta ubicado el pasillo llamado EL PRIMERO, sobre Warnes, EL SEGUNDO, en Maza EL TERCERO, el CUARTO esta en la calle EMILIO CASTRO y en la calle Moreno, EL QUINTO. Todas bordean el riachuelo.
Es importante conocer la división de los mismos, ya que, a pesar de que hay códigos ´´ de base´´ no todos son iguales, cada uno tiene sus propias reglas. Entrar no es fácil.
La primera vez que fui a villa jardín me perdí. A pesar de haber ido de chica, de grande no todo era igual y la entrada a los pasillos me confundía y en cierto punto me asustaba. Una vez que se entra, todo cambia, porque se puede ver la intimidad del pasillo y sus casas; se deja de lado el estereotipo de la visión que se tiene al pasar con el auto, aunque ahora solo pasen los remiseros del barrio porque el resto simplemente no se atreve; es increíble los insultos que puede vomitar un remisero cuando desde otro lugar se lo lleva a las entrañas de villa jardín.
Al principio, la visión del paisaje es muy general, no podemos detenernos a ver esos detalles que son los que tienen historia. La segunda o tercera visita es la importante, ahí se logra la ubicación del pasillo correcto, la casa correcta, se aprende el camino y se comienza a saludar a la gente ya conocida.
Con el pasar de los años, cada vez que se regresa a jardín es una iniciación, todo cambia tan rápido que el tiempo no da tregua ni chance, las caras cambian, los pasillos tienen dueños y fantasmas. Los kioscos tienen otros rubros y ya nada vuelve a ser igual. Una minicultura con sus propias medidas y normas. Códigos inquebrantables. Todo el mundo sabe y nadie denuncia. El miedo se ha apoderado de muchos que saben que mejor callar que sufrir las consecuencias. Se sabe quienes son representantes del gobierno municipal, que son los que se acuerdan que algunos de sus vecinos existen, cuando se necesita que una multitud aplauda palabras en un acto. Gente olvidada por sus pares.
Los gritos, las sirenas y los disparos pueden escucharse a cualquier hora. Los allanamientos no tienen horario. La policía entra y tira abajo. Para los chicos que juegan a la pelota en la calle es natural tener la proyección de un tiroteo o allanamiento. Lo interesante de la villa es que todo hecho pasado tiene su memoria en las calles, los santuarios son muy comunes, el esmero de la familia y amigos del asesinado se hace notar en la grandeza y mantenimiento del mismo. El estremecimiento en el pecho de lo que significa ver como ´´caido´´ a un chico de diecisiete años que es asesinado, es como llorar el futuro que no va a ser.


Practicamos tiro al pichón


´´ Hombres de gorras azules / dispersan a la gente del lugar / sobre el asfalto hay un hombre / pero a quien le puede importar.´´
(Charly García, ´´ Iba acabándose el vino ´´)


Nacho Kanchero: Asesinado. Su santuario esta ubicado sobre la ribera. Velas y balas. Uno de los tantos.
Los santuarios ´´ Son áreas destinadas a proteger con carácter de intangible, los escenarios en que acontecieron hechos gloriosos de nuestra historia.´´
Algunas de las historias ocurridas en las calles de los barrios laberinto quedan grabadas no solo en la memoria de protagonistas y espectadores; sino también en sus escenarios.
Es un hecho que la policía bonaerense no esta calificada para ejercer su rol, aunque primero deberíamos establecer y dejar en claro cuál es su rol, ya que hace mucho tiempo ese es un asunto con inagotables mutaciones; el cual dio origen al llamado GATILLO FÁCIL.
La mutabilidad del sistema económico da cabida a la mutabilidad del pensamiento. Son pequeñas comunidades agrupadas en el Gran Buenos Aires.
En las calles de Villa Jardín hablan, hay historia, anécdotas, muchas manchadas con sangre.
Cada vez que la policía asesina a un joven, por lo general menor de veinticinco años, las calles comienzan a hablar a través de las pintadas, los santuarios, las cruces y banderas. Los amigos extrañan y las madres lloran, las huellas quedan grabadas en el barrio. Es en ese momento en el que los diversos grupos dejan de lado ciertas diferencias y se da lugar para el respeto que merece un chico asesinado por hombres que creen mejorar el presente quitándole la vida a alguien que todavía tiene mucho que ver. Se les infla el pecho, cada vez que se hacen los justicieros, su ego casi iguala el volumen del abdomen, lleno de coimas de muzzarella. Todavía no se dan cuenta que la evocación por parte de los que quedaron no es algo sencillo. Hay gente que no olvida, es precisamente ahí, cuando el peso de la memoria y los códigos que llevan a cabo ciertos barrios, pesa más que el calibre treinta y ocho.


La elección del tema no fue sencilla. Villa jardín tiene una influencia fuerte. Todo lo que rodea ese lugar moviliza y siempre se encuentran nuevas sorpresas. No me da miedo ir allá, me gusta, porque es una ciudad aparte con sus propios códigos. Pese a eso, no tengo una postura clara con respecto al tema.
Es una ciudad laberinto en la que conviven muchas personas, es cierto que el trato y la relación de los pares no es la misma que en un barrio, porque cada uno cuida muy bien lo suyo y se hace respetar; también es cierto que la convivencia no es fácil. Por decir algo común, no a todos les gusta la misma música, y eso los días sábados puede convertirse en un problema. Pero hay que ir a lo importante. En villa Jardín puede entrar mucha gente, pero muy pocas son realmente respetadas. En los últimos años, la división de los pasillos se acrecentó. De esta manera, al hablar con gente del lugar, que se remite a mi amiga, su familia y amigos; me he dado cuenta que solo mi amiga tiene una visión diferente de las cosas, y es asombroso el análisis que realiza del lugar en el que vive, que no es cualquiera. Uno suele acostumbrarse a las rutinas de su barrio: a que hora pasa el basurero, qué negocios abren los sábados, cosas habituales que forman parte de la costumbre de todos los días. No obstante, en Jardín las rutinas pueden ser otras.
La marginación de los pares se hace sentir, ya que el que vive al lado no importa, el que fue mi amigo y ahora deambula drogado no importa, ´´ya esta quemado´´. Un Inmenso laberinto con casas pequeñas que se vuelven aun más pequeñas cuando cada familia cuida lo suyo y se forma una grande masa de personas que cuidan su propio nido.
En la villa existe un gran vacío. Difícil plantear una postura. No la tengo. Existe la solidaridad, a veces se ve cuando una ambulancia no puede entrar y uno de los únicos que posee un vehiculo, se presta, a cualquier hora para trasladar al hospital; Mas, esta la otra parte, la discriminación, la marginalización, la delincuencia como único motor visible para el progreso económico, que no es progreso sino salida ´´de momento.
No se cómo seguir. Es ese momento cuando contemplo lo que el paco hace, cuando determino que no puedo ver mas, cuando ya no se puede pensar una solución, cuando ya no hay respuesta a la frase ´´lo mataron´´.
Sin embargo, siempre vuelvo.